jueves, 9 de octubre de 2014

No escapamos!

Puna Catamarqueña - Foto: Marcelo Scanu

"No viajes para escapar de la vida, viaja para que la vida no se escape de ti..."

Así es, hace algo más de un mes que regrese a la Ciudad de la Furia, mi amada y odiada Buenos Aires... Luego de vivir un año en el exterior regresar a Buenos Aires no lo tomo como un retroceso ni nada por el estilo. Al contrario, lo tomo para darme cuenta de que es lo que quiero. Ya le perdí el miedo a irme de esta ciudad, miedo a no tener nada de dinero, miedo a la incertidumbre de llegar a un lugar nuevo sin nadie a quien llamar por teléfono para que te espere en la terminal de buses o una dirección donde golpear una puerta... Todas esas preguntas que uno se hace cuando va a salir hacia lo desconocido. Entiendo que hay muchas personas que no pueden salir de viaje si no tienen una reserva en un hotel, con sus salidas todas programadas en el transcurso de 15 días, con que van a comer a que hora y con quién. 

Yo salí hace un año atrás con muy pocas cosas en claro, lo único que sabía era que tenía un ticket aéreo de ida y vuelta a Qutio - Ecuador por 21 días, una lista con algunos lugares por visitar en Ecuador durante esos días, una reserva en un hostel céntrico por una noche al cual no sabia como llegar desde el aeropuerto. Lo poco que tenia en claro era que iba allá a descubrir los secretos que me tenia guardado esta tierra totalmente nueva para mí...

Así fue como me dejé llevar por por la corriente, dejar que fluyan las cosas. Se vuelve algo adictivo el viajar. Conoces lugares y personas y queres conocer más y más. Te llenas los ojos de paisajes, atardeceres en la selva, navegar el amazonas, encontrar que el sol cae sobre el mar en vez de salir de él, playas de arenas blancas, un mar verde y cálido, olas que rugen ensordecedoramente y rompen con tal furia que esta prohibido nadar en ellas, una selva costera prácticamente virgen, ves donde termina o comienza la Cordillera de los Andes... Y cada vez queres conocer más y más. Por más que hoy en día no existan lugares casi sin descubrir, uno quiere ser o sentirse un explorador. 
Y lo sos, ya que aprendes a autodescubrirte. Descubrís muchísimas cosas que podes hacer que cuando estas sentado en tu escritorio en la ciudad que vivís cómodamente, donde ya nada te sorprende, donde nada es nuevo, donde lo único que te puede sorprender es que algo no este en su lugar, que el bus que tomas para ir a tu trabajo no pase, o que logres un asiento en para poder leer sobre algún viaje que hace o hizo otra persona. 

Hay que animarse a patear el tablero, aunque sea una vez en la vida, no morirse con la duda del que hubiera pasado, la vida es una y no se repite además de pasarse muy rápido. Soltar las cosas materiales, que por eso son cosas,  y viajar, conocer, sentir el calor, los olores, el viento en la cara, los ruídos de la selva, del mar, de ciudades, darse cuenta que si bien en casi toda sudamerica hablamos español muchas cosas no significan lo mismo en otros lados.

Por todo esto y mucho más es que no quiero que se me escape la vida. MÍ VIDA! En la cual yo soy el arquitecto de ella y nadie va a vivir por mi, ni por vos que estas leyendo esto. 

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