Bueno gente... Acá estoy en Tarapoto después de varios días sin conexión a internet, sin teléfono, sin nada de nada, más que navegar por ríos en el medio de la selva amazónica.
Luego de nuestra salida de Coca - Ecuador, hablo en plural porque ahí me encontré con otro argentino, más bien marplatense, mi nuevo amigo de viaje Emanuel, con quién después de averiguar cuanto salía visitar el Parque Nacional Yasuní (u$d 120 por día con todo incluido), decidimos ir hasta al pueblo de Nuevo Rocafuerte (en lancha durante 12 hs).
En el trayecto este comenzaría nuestra travesía fluvial, sumando un nuevo argentino, el cordobés Nicolas, quién viene uniendo las américas en bicicleta (salvo por el trayecto que compartimos los tres). Desde Nuevo Rocafuerte conseguimos ir hasta Cabo Pantoja (Perú), donde quedamos atascados (planeando de una manera y otra para salir de allí, menos mal que no se nos dío ninguna, porque no estarían leyendo esto hoy...), por 5 días esperando el barco de cargas al mando del Capitán Tulipan (es su seudónimo, ya que días después me entere que tenia un nombre mucho más difícil). En este barco denominado Walter Jr I, navegamos entre 10 búfalos, muchas gallinas, algunos cerdos y tortugas de río, toneladas de plátano, cinco argentinos, dos ingleses y otros lugareños más, durante 5 días colgados en hamacas compradas por nosotros, por el Río Napo, hasta la ciudad de Mazán, donde nos bajamos para ganar un día al Walter Jr. Desde Mazán, nos embarcamos en una lancha rápida que luego de 45' llegamos hasta nuestro primer destino para volvernos a embarcar...
La Ciudad de Iquitos, nos recibió con unos agradables 40 grados centígrados!!! Lo peor de todo fue caminar esas supuestas 6 cuadras, que luego se convirtieron en 8 más y otras 6 más hasta donde salía nuestro barco de pasajeros -que luego de regatearle de S 100 a S 80 con todas las comidas incluidas- (y también de cargas, pero ya no tan exótica como el Walter Jr I). Ya en esta parte se dividió el camino de Nicolas, que viajaba en otro barco para seguir más al sur y alcanzar a sus amigo que seguía bajando por Perú. Luego de una recorrida por el centro de Iquitos (un lugar muy pintoresco y bonito, con muchos extranjeros que van a visitar el Amazonas), nos despedimos con un fuerte abrazo de Nicolas. Regresamos al barco y salimos aproximadamente a las 20 hs, con una carga de 50 motocarros, entre muchas cosas más. Dicho barco estaba dividido en dos pisos para los pasajeros, en el piso inferior venia repleto de pasajeros, nosotros nos ubicamos en el piso superior, donde venía un poco más relajado el tema personas. En este momento eramos 5 argentinos, además de Emanuel y yo, venia una pareja de artesanos de Bs. As. (Martín y Belén), además de Aime otra artesana de Misiones con su esposo de EEUU, quién tocaba todos los instrumentos que existen más o menos... Tocaba el violín, guitarra, flauta, armónica, charango... Además venían Simone de Suiza y Mandi de Alemania.
El viaje este fue menos excitante que el primero, pero con muchos más lujos y comodidades que el anterior. Con vistas de aves autóctonas y hasta logramos ver el ante último día al delfín rosado del Amazonas. Luego de recorrer el río Amazonas, continuamos por el Marañón hasta llegar a Yurimaguas, otra ciudad bastante grande, pero ya desde ahí logramos hacer conexión con la ciudad de Tarapoto, ubicada al sur de Yurimaguas. El trayecto entre ciudad y ciudad es muy bonito, mucha selva y montaña. A mitad de camino en el medio de la selva nos detuvieron unas personas vestidas de seguridad pidiendo que colaboremos con monedas, esto fue lo más extraño que vi en este trayecto. Casi saliendo de tanto verde, entre la zigzagueante ruta montañosa, se encuentra la Catarata de Ahuashiyacu, lo cual solo logre ver la entrada al principio, hasta que de repente apareció desde arriba de todo una caída de agua impresionante!!!
Cuando llegamos a Tarapoto el grupo se siguió desarmando, hasta que quedamos Emanuel, Simone y yo en un hotel llamado Santa Juanita. Muy bonito lugar y muy bien ubicado. Dormimos los 3 en una habitación por S 40.
En breve dejamos a Simone durmiendo y con Emanuel seguimos rumbo noroeste para llegar hasta Jaen y de ahí ingresar al Ecuador nuevamente para llegar hasta Cuenca.
Más o menos así viene el viaje, el cual primero iban a ser unas vacaciones comunes y corrientes, pero ya estoy subido a una moto de la cual no me puedo bajar que es la de seguir conociendo gente, paisajes, es algo adictivo esto. No se cuando volveré y si me darán la licencia en el trabajo sin goce de sueldo por 6 meses. Por lo pronto a seguir disfrutando! Saludos y nos vemos en Cuenca!!!
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